sábado, 1 de julio de 2017

MacMan • Amenaza Global • Episodio 7

Una vez más, esta apasionante aventura lleva a nuestros héroes a recorrer las calles de Malos Aires, en el moderno y tecnológico vehículo de Bobin. En este caso, y gracias a la ayuda del héroe con trayectoria más corta, se dirigen hacia el posible paradero del sospechoso automóvil culpable de robarles el controversial ordenador. De hallarlo, estos justicieros podrían de alguna forma continuar finalmente con su investigación.
El viaje no es en si demasiado largo, pero la tensión y los nervios que predominan en el ambiente, sumado a que no paran de hablar de su misión, sacando probabilidades, conjeturas y estadísticas, hacen que el mismo sea por demás denso y tedioso.



Si bien Macman no es aún una eminencia en materia de investigación, siendo esta su primera misión de tal magnitud, tiene algunos leves y básicos conceptos acerca de comportamiento social, ya sea por escuchar alguna conversación, o leer accidentalmente alguna nota de cultura general en las redes sociales.
Es esto que sabe y entiende, que una cabeza despejada trabaja mejor que una cansada, estresada y saturada. De hecho, por propia experiencia, sabe que cuando la ardua tarea de vencer al Jefe de Nivel de alguno de sus infantiles juegos de consola se torna extremadamente difícil, su mejor opción es salvar el progreso obtenido hasta el momento, y luego tomarse un pequeño recreo para luego volver a la acción con más actitud y predisposición.

En este caso, su compañero parece encontrarse estresado y desganado. Nadie puede culparlo, después de todo, dado que además de estar siguiendo el rastro de una escurridiza e insignificante pista para desmantelar el perverso y ambicioso plan de algún peligroso lunático para aburrir a toda la humanidad, durante su última actuación, el experimentado defensor de la justicia fue inescrupulosamente humillado.
Decidido a hacer una sustancial contribución a la causa, Macman se dispone a relajar el ambiente y recuperar los ánimos. Su primera opción para lograr tal propósito es cambiar el tema de conversación por uno más amena, trivial y distendido. Al menos hasta llegar al lugar de destino, así como lo hace un cirujano durante una importante operación, para llegar con la cabeza despejada, y lista para actuar, dado que desconocen los peligros que los esperan. Para acompañar este repentino cambio de tema de conversación, propone una musicalización más adecuada.

Claramente, estos dos individuos son muy distintos, y como era de esperarse, tanto la música como las estaciones de radio programadas en el estéreo de Bobin son muy distintas a las preferidas por su compañero.
El mismo se encuentra a punto de hacer algún comentario al respecto, cuando de pronto se percata que la rivalidad entre ambos, alimentada por la competencia en tomar decisiones y liderar la investigación, está desapareciendo. De hecho, la opinión de Macman está tomando cierta relevancia, cuando en un comienzo parecía pasar desapercibida y ser completamente ignorada.

Entonces decide, para evitar generar conflictos y retomar tensiones pasadas, pasar por alto el tema de la música, la cual le parece anticuada y aburrida, y abocarse de lleno al siguiente reto. Éste parece ser fácil, pero el rubio enmascarado se topa con un nuevo dilema.

Romper el hielo y relajar los ánimos mediante una charla distendida y frívola no es una tarea sencilla, aunque, sin dudas, muy importante. Macman sabe que el trabajar con una mente despejada es esencial en el momento en el que uno se ve forzado a tomar rápidas decisiones.

Es así entonces. así como el rubio enmascarado se lo propone, como lentamente y con paciencia, el foco se va desviando de la misión y sus peligros, para centrarse más en los personajes: Sus anécdotas, historias, gustos, hobbies y pasatiempos. Aunque claramente, sin dar mucho detalle sobre sus respectivas vidas secretas y privadas como simples civiles.

Afortunadamente para el caso que les compete, aunque una verdadera lástima para la relación que estos dos individuos están logrando, arriban al lugar preciso en donde se encuentra el sospechoso vehículo que andan buscando. Para no llamar la atención de nadie, y pasar completamente desapercibidos, Bobin decide detener la marcha a una prudente distancia del objetivo, para luego evaluar la situación, y proceder cautelosamente a pie.

El vehículo sospechoso se encuentra estacionado sobre la vereda, entorpeciendo el paso peatonal, justo frente a la entrada de lo que parece ser un club privado de mala monta. Dicha entrada es custodiada por dos corpulentos guardias de seguridad, con rostros serios y seños fruncidos cuya hosca y poco amigable mirada les da a entender a los héroes que el dueño del auto mal estacionado frente a estos gorilas debe ser conocido y respetado por los mismos. Caso contrario, no se le hubiese permitido estacionarse de aquella manera. Partiendo de esta premisa, los enmascarados llegan a la conclusión de que el sospechoso que ellos buscan debe de encontrarse dentro de ese club.




Desde su alejado y prudencial escondite, ambos debaten entonces la forma de proceder. Si bien la terapéutica charla que habían mantenido durante el viaje había cumplido el propósito de relajar tensiones para actuar así con frialdad y precisión, dominado por la ansiedad de resolver este misterio y encontrar al culpable, Macman le resta importancia a los fortachones guardias de seguridad, y sin sentir intimidación alguna por su exagerado tamaño se dirige inmediatamente hacia ellos para sacarles tanta información relevante para el caso como le sea posible.

Como era de esperarse, los mastodontes uniformados se niegan a cooperar, por lo que el rubio enmascarado se ve forzado a darles una lección. Tomando entonces sus respectivas posiciones de combate, tanto Macman como el guardia con quien intercambia opiniones, cada uno decidido a defender sus intereses hasta las últimas consecuencias, la situación escala rápidamente hasta descontrolarse. Ni lento ni perezoso, haciendo uso de su experiencia en estas tensas situaciones y gracias a sus ya probadas y testeadas artimañas, Bobin logra frenar la situación que está a punto de escaparse de sus manos hacia una instancia sin retorno en la que se verían involucradas ambulancias, patrulleros, testigos y cuellos ortopédicos, los cuales entorpecerían y retrasarían su trabajo de investigación.

Habiendo escapado por un pelo de tal tragedia, el dúo justiciero se aleja de la escena para buscar una nueva forma de entrar al club. Ambos se encuentran muy convencidos que el sospechoso debe encontrarse allí dentro, y no piensan dejarlo escapar esta vez.

En esto, dan cuenta que este extraño lugar cuenta con una entrada lateral, en la que se encuentra un grupo de trabajadores cargando y descargando cajas de un camión. Siempre manteniendo el mismo nivel de sutileza, Bobin idea un plan complicado y elaborado para acceder al edificio. No obstante, su compañero insiste en tomar a los trabajadores por sorpresa y sacarles información uno por uno, buscando la confrontación cara a cara y a mano limpia.

¿Qué idea logrará imponerse?
¿Lograrán entrar al edificio?
¿Encontrarán lo que están buscando?
¿Podrán terminar al menos un capítulo sin tantas preguntas?

¡ No te pierdas el desenlace de éste nuevo y atrapante episodio de MacMan !






#MacManOficial

¿Y MacMan ?

¡Hola máquinas! ¿Cómo andan después de tanto tiempo? Aquí me encuentro nuevamente sentado frente a mi humilde PC reencontrándome con las...