martes, 27 de junio de 2017

MacMan • Amenaza Global • Capítulo 2


El insoportable calor no da tregua en las desérticas calles de la ciudad, en una madrugada en la que los despertadores de los incansables trabajadores del pueblo comienzan a sonar, dando inicio a un nuevo día en Malosaires. Para algunos, quizás un nuevo rutinario y monótono amanecer, más lejos están de conocer, el peligro que los asecha.


Afortunadamente, nuestro emergente héroe se encuentra ya en camino a hacerle frente a la situación, con decisión y convicción, en el 351, ramal Escobear, el que va todo derecho por la autopista Pascual Payaso.

Así como las instrucciones recibidas lo pidieron, Macman se dirige sin preguntas a lo que parece ser la escena del crimen, para iniciar la investigación.


Si bien al salir del cuartel general secreto hace tan solo unos minutos, el enmascarado enganchó justo el colectivo que lo dejaría a unas pocas cuadras de la escena donde ocurrió el siniestro, el viaje es largo, y el justiciero se encarga día tras día no sólo de combatir el crimen, sino también de luchar contra las oscuras fuerzas del gasto fijo y los demoníacos impuestos. Ambas batallas le dejan pocas horas de descanso, así como por demás estrés, nervios, desilusiones, fatiga y cansancio físico. Semejante equipaje acompaña al héroe constantemente, a donde quiera que vaya, incluyendo el viaje en cuestión.


A las circunstancias se suma el suave y continuo vaivén del medio de transporte, sacudiéndose al compás de deterioradas y maltratadas calles, lo que termina por rendir a nuestro héroe en un fugaz sueño pasajero, al tiempo que una agradable señora mayor de movilidad reducida, se incorpora a la tripulación, quien lentamente camina hacia donde el enmascarado recupera fuerzas y acomoda ideas.

El episodio es malinterpretado por otro pasajero, que lejos de cederle su asiento a la dama, acusa al héroe de fingir su somnolencia para asegurar un viaje más confortable y placentero.

Dichas calumnias dan inicio a un tenso intercambio de subjetivas opiniones e innecesarias blasfemias, las cuales cesan gracias a la paciencia del justiciero quien, si bien arde en deseos de darle su merecido al chismoso pasajero botón, reconoce que el pleito puede ser evitado, habiendo cuestiones más urgentes a las cuales dedicar el esfuerzo, y aceptando la innegable realidad de que la señora mayor apreciaría más un asiento libre que una ridícula disputa de virilidad y testosterona.




La agradable anciana reconoce el cortés gesto por parte del caballero enmascarado, por lo que decide equivocadamente retribuir el favor con una agradable y distendida conversación, la cual no es tan bien recibida como lo esperado; el mal humor y la bronca recientemente engullidos y reprimidos, no hacen del madrugador héroe un receptor caballerezco, amable y sutil para entablar un diálogo frívolo y trivial.

Tras algunas incómodas preguntas y forzadas respuestas, lejos de tranquilizar el ambiente del viaje, la sufrida conversación entre la anciana y Macman se ve abruptamente interrumpida por la desafortunada aparición de un desagradable malviviente, quien pretende hacerse de las pertenencias más valiosas de los inocentes pasajeros.

Sin restarle importancia al asunto, nuestro héroe es consciente de que aquella situación no debe interponerse a su actual misión; La inmediata detención del hampón incurriría en una extensa burocracia, consumiendo valioso tiempo y recursos que apremian, mientras que la falta de acción por su parte alimentaría la voraz injusticia que reina en las peligrosas calles de su querida ciudad.

Entre la espada y la pared, el enmascarado justiciero dispone de tan solo segundos para tomar una decisión

¿Se saldrá el hampón con la suya?
¿ Llegará Macman a tiempo a su destino?
¿Llegará a pagar el saldo total de su tarjeta a fin de mes?

Mirá el segundo capítulo de esta apasionante aventura...




#MacManOficial


¿Y MacMan ?

¡Hola máquinas! ¿Cómo andan después de tanto tiempo? Aquí me encuentro nuevamente sentado frente a mi humilde PC reencontrándome con las...